Un monje partió a un largo peregrinaje para encontrar al Buda. Dedicó
muchos años a su búsqueda hasta que finalmente alcanzó la tierra donde
se decía que el Buda vivía. Mientras cruzaba el río a ese país el monje
miraba alrededor, al tiempo que el barquero remaba. Notó algo flotando
hacia ellos.
A medida que se acercaba, se dio cuenta que era el cadáver de una
persona. Cuando estuvo tan cerca que podía casi tocarlo, reconoció
repentinamente el cuerpo muerto, ¡era el suyo!. Perdió el control y se
lamentó al mirarse, inmóvil y sin vida, arrastrado a lo largo de la
corriente del río.
Ese momento fue el principio de su liberación.
Recopilación de Cuentos Breves Zen. Sabiduría oriental para reflexionar...
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