Agresión

Para manifestar su deseo de enseñar a otros la Verdad, un celoso discípulo le pregunto al Maestro su opinión al respecto. Y el Maestro le dijo: "Espera".

Un año tras otro, el discípulo volvía con la misma pregunta, y una y otra vez el Maestro le daba la misma respuesta: "Espera".

Al fin, un día le dijo al Maestro: "¿Cuando estaré en condiciones de enseñar?":

Y el Maestro le respondió: "Cuando tu impaciencia por enseñar haya desaparecido"

Imbecilidad

Cuando se le preguntaba por su Iluminación, el Maestro siempre se mostraba reservado, aunque los discípulos intentaban por todos los medios hacerle hablar.

Todo lo que sabían al respecto era lo que en cierta ocasión dijo el Maestro a su hijo más joven, el cual quería saber cómo se había sentido su padre cuando obtuvo la Iluminación. La respuesta fue: "Como un imbécil".

Cuando el muchacho quiso saber por qué, el Maestro le respondió: "Bueno, verás..., fue algo así como hacer grandes esfuerzos por penetrar en una casa escalando un muro y rompiendo una ventana... y darse cuenta después de que estaba abierta la puerta".

Realidad

Aunque el Maestro parecía saborear la vida y vivirla a tope, también se sabía que afrontaba grandes riesgos, como cuando denunciaba la tiranía del gobierno, corriendo el peligro de ser arrestado y hasta morir, o cuando llevó a un grupo de sus alumnos a ayudar a una aldea que había sufrido el azote de la peste.

"El sabio no teme a la muerte", solía decir.

"¿Por qué tiene un hombre que arriesgar la vida tan fácilmente?", le preguntaron en cierta ocasión.

"Por qué tiene una persona que preocuparse tan poco por el hecho de que se apague una vela cuando el día ya ha amanecido?".

Serenidad

"¿Existe alguna forma de medir las propias fuerzas espirituales?"

"Muchas".

"Dinos tan sólo una".

"Tratad de averiguar con que frecuencia perdéis la calma a lo largo de un sólo día".

Juzgar

"¿Qué he de hacer para perdonar a todos?":

"Si no condenaras a nadie, nunca tendrías necesidad de perdonar".

Ruido

El Maestro tenía que soportar cada día una verdadera avalancha de preguntas, a las cuales él respondía en serio o en broma, con suavidad o con toda energía.

Había una discípula que siempre se pasaba las sesiones sentada y en silencio.

Cuando le preguntaron la razón de su actitud, ella respondió: "Apenas oigo una palabra de lo que dice. Estoy demasiado distraída con su silencio".

Palabras

Los discípulos estaban enzarzados en una discusión sobre la sentencia de Lao Tse:



"Los que saben no hablan;

los que hablan no saben".



Cuando el Maestro entró donde ellos estaban, le preguntaron cuál era el significado exacto de aquellas palabras.

El maestro les dijo: "¿Quién de vosotros conoce la fragancia de una rosa?":

Todos la conocían.

Entonces les dijo: "Expresadlo con palabras".

Y todos guardaron silencio.

Humildad

A un visitante que a sí mismo se definía como "buscador de la Verdad" le dijo el Maestro: "Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas por encima de todo".

"Ya lo sé: una irresistible pasión por ella".

"No. Una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado".

Incongruencia

Todas las preguntas que se suscitaron aquel día en la reunión pública estaban referidas a la vida más allá de la muerte.

El Maestro se limitaba a sonreír sin dar una solo respuesta.

Cuando, más tarde, los discípulos le preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replicó: "¿No habeis observado que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean otra vida que dure eternamente?".

"Pero ¿hay vida despues de la muerte o no la hay?", insistió un discípulo.

"¿Hay vida antes de la muerte? ¡Esta es la cuestión!", replico enigmáticamente el Maestro.

Transitoriedad

El Maestro sentía alergia hacía aquellas personas que prolongaban excesivamente su estancia en el monasterio. Más tarde o más temprano, todos los discípulos oían de sus labios las temidas palabras: "Ha llegado el momento de que te vayas. Si no lo haces, el Espíritu no vendrá a ti".

Un discípulo reacio a marchar quiso saber qué era ese "Espíritu".

Y el Maestro le dijo: "El agua solo se mantiene viva y libre si fluye. Tú sólo permanecerás vivo y libre si te marchas. Si no huyes de mi, te estancarás y morirás.... contaminado".

Contradicción

"¿Qué acción tendría yo que realizar para alcanzar a Dios?"

"Si deseas alcanzar a Dios, hay dos cosas que debes saber. La primera es que todos los esfuerzos por alcanzarlo no sirven para nada".

"¿Y la segunda?"

"Que debes actuar como si no supieras la primera".

Evasión

Un visitante refería la historia de un santo que quería ir a visitar a un amigo suyo que estaba agonizando; pero, como le daba miedo viajar de noche, le dijo al sol: "En el nombre de Dios te ordeno que permanezcas en el cielo hasta que llegue yo a la aldea donde mi amigo agoniza". Y el sol se detuvo en el cielo hasta que el santo llegó a dicha aldea.

El Maestro sonrió y dijo: "¿No habría sido mejor que el santo hubiera vencido su miedo a viajar de noche?"

Milagro

Se decía que el "Haji" que vivía en las afueras de la ciudad realizaba milagros, por lo que su casa se había convertido en un centro de peregrinación al que acudía gran número de personas enfermas.

El Maestro, de quien todo el mundo sabía que ni sentía el menor interés por lo milagroso, nunca respondía a las preguntas que pudieran hacerle acerca del "Haji".

Cuando le preguntaron a quemarropa por qué se oponía a los milagros, respondió: "¿Cómo va uno a oponerse a lo que está ocurriendo ante sus ojos a cada instante?"

Lectura

Uno de los discípulos de Lao Tse, Chuang Tse, soñó una noche que se había convertido en una mariposa, revoloteando, volando entre las flores. Y a la mañana siguiente cuando se despertó estaba muy triste. Sus discípulos le preguntaron: "¿Que pasa Maestro? Nunca te hemos visto tan triste. ¿Qué ha sucedido?". El dijo: "Estoy en un apuro. Estoy en un dilema tal que ahora parece que no puede ser resuelto". Los discípulos dijeron: "Nunca hemos visto un problema que no pueda resolverse; dinos cual es el problema". Chuang Tse dijo: "Esta noche he soñado que me había convertido en una mariposa, volando por el jardín, yendo de flor en flor". Los discípulos se rieron. Dijeron: "¡es un sueño maestro!". Chuang Tse dijo: "Esperad dejadme contaros toda la historia. Ahora estoy despierto y me siento confuso. Ha surgido una duda. Si Chuang Tse puede soñar que puede convertirse en mariposa, ¿por qué no puede ser al revés? Una mariposa puede soñar que se ha convertido en Chuang Tse. ¿Así que quien es quien? ¿Soy una mariposa soñando que me he convertido en Chuang Tse?"

Porque si puede suceder que puedes convertirte en mariposa en un sueño, ¿entonces cual es el problema? Una mariposa que esta durmiendo esta mañana, descansando, puede soñar que eres tú, así que no sabes quien eres.

De las invenciones modernas

"Se puede aprender algo de cualquier cosa", dijo una vez el rabí de Sadagora a sus jasidim. "Cada cosa puede enseñarnos algo, y no sólo lo que ha creado Dios. Lo que hizo el hombre también puede enseñarnos".

"¿Que podemos aprender de un tren?", pregunto dubitativamente un jasid.

"¿Que a causa de un segundo podemos perderlo todo?"

"¿Y del telégrafo?"

"Que cada palabra se cuenta y se cobra".

"¿Y del teléfono?"

"Que lo que decimos aquí se oye allá".

El elefante y los ciegos

Más alla de Ghor había una ciudad. Todos sus habitantes eran ciegos. Un rey con su cortejo llegó cerca del lugar, trajo su ejercito y acampó en el desierto. Tenía un poderoso elefante que usaba para atacar e incrementar el temor de la gente.

La población estaba ansiosa por ver el elefante, y algunos ciegos de esta comunidad se precipitaron como locos para encontrarlo.

Como no conocían ni siquiera la forma y aspecto del elefante tantearon ciegamente, para reunir información, palpando alguna parte de su cuerpo.

Cada uno pensó que sabia algo, porque pudo tocar una parte de él.

Cuando volvieron junto a sus conciudadanos, impacientes grupos se apiñaron a su alrededor.

Preguntaron por la forma y aspecto del elefante, y escucharon todo lo que aquello dijeron.

Al hombre que había tocado la oreja le preguntaron acerca de la naturaleza del elefante. Él dijo: "Es una cosa grande, rugosa, ancha y gruesa como un felpudo".

Y el que había palpado la trompa dijo: "Yo conozco los hechos reales, es como un tubo recto y hueco, horrible y destructivo".

El que había palpado las patas dijo: "Es poderoso y firme como un pilar".

Cada uno había palpado una sola parte de muchas. Cada uno lo había percibido erróneamente. Ninguno conocía la totalidad: el conocimiento no es compañero de los ciegos. Todos imaginaron algo, algo equivocado.

Tribulación

"Las calamidades pueden ser causa de crecimiento y de iluminación", dijo el maestro.

Y lo explico del siguiente modo:

"Había un pájaro que se refugiaba a diario en las ramas secas de un árbol que se alzaba en medio de una inmensa llanura desértica. Un día, una ráfaga de viento arrancó la raíz del árbol, obligando al pobre pájaro a volar cien millas en busca de un nuevo refugio... hasta que, llegó a un bosque lleno de árboles cargados de ricas frutas".

Y concluyó el Maestro: "Si el árbol seco se hubiera mantenido en pie, nada hubiera inducido al pájaro a renunciar a su seguridad y echarse a volar".

Intrepidez

"¿Que es el amor?"

"La ausencia total de miedo", dijo el maestro.

"¿Y qué es a lo que tenemos miedo?"

"Al amor", respondió el maestro.

Tiempo de morir

Ikkyû, el maestro del Zen, desde pequeño fue muy avisado. Su maestro poseía una preciosa taza de té, de rara antigüedad. A Ikkyû se le rompió accidentalmente esta taza, y se quedo muy perplejo. Oyendo los pasos del maestro que se acercaba, ocultó tras de sí los pedazos de la vasija. Cuando apareció el maestro, Ikkyû le preguntó:

-¿Por qué hay que morir?

-Es lo natural -respondió el digno señor-. Todo debe morir y tiene un determinado tiempo de vida.

Ikkyû, mostrando la vasija despedazada, explicó: -A tu taza le había llegado el tiempo de morir.

La mente de piedra

Hôgen, un maestro chino de Zen, vivía solo en un pequeño templo rural. Un día aparecieron cuatro monjes viajeros y pidieron permiso para encender en su patio un fuego junto al cual calentarse.

Mientras preparaban la fogata, Hôgen los oyó discutir sobre la subjetividad y la objetividad. Hôgen se les reunió y dijo: -Ahí hay una gran piedra. ¿Consideráis que esta dentro o fuera de vuestra mente?

Uno de los monjes respondió: -Desde el punto de vista del budismo, todo es una objetivación de lo mental, así que yo diría que esa piedra esta dentro de mi mente.

-Has de sentir la cabeza muy pesada -observó Hôgen- si andas llevando en tu mente semejante piedra.

Irascible

Un estudiante del Zen acudió a Bankéi y le planteó su problema: -Maestro, tengo una irascibilidad ingobernable. ¿Cómo puedo curármela?

Tienes una cosa muy extraña -respondió Bankéi-. Quisiera verla.

-Ahora mismo no puedo mostrársela- repuso el otro.

-¿Y cuándo me la puedes mostrar? -preguntó Bankéi.

-Me viene de improviso- explicó el estudiante.

-Entonces -concluyó Bankéi- no ha de ser de tu propia y verdadera naturaleza. si lo fuera, podrías mostrármela en cualquier momento. Cuando naciste, no la tenías; y tus padres no te la dieron. Piénsalo bien.

Camino embarrado

Tanzán y Ekidô andaban juntos cierta vez por un camino embarrado. Seguía lloviendo intensamente.

Al llegar a un recodo, vieron a una hermosa joven, con kimono de seda y ceñidor, que no se animaba a intentar el cruce.

-Vamos niña -dijo Tanzán al punto y, levantándola, la llevó en brazos a través del lodo.

Ekidô guardó silencio hasta la noche, cuando llegaron a un templo en que alojarse. Entonces ya no pudo contenerse:

-Los monjes -dijo a Tanzán- no nos acercamos a las mujeres, sobre todo sin son jóvenes y agraciadas. Es peligroso. ¿por qué has hecho eso?

-Yo he dejado allá a la muchacha -repuso Tanzán-. ¿Tu todavía la traes contigo?

Una taza de té

Nan-in, maestro japonés que vivió en la era Meijí (1868-1912), recibió a un profesor universitario que acudió a informarse sobre el Zen.

Nan-in sirvió té. Llenó la taza de su visitante, y siguió vertiendo.

El profesor se quedó mirando al líquido derramarse, hasta que no pudo contenerse: -Está colmada. ¡Ya no cabe más!

-Como esta taza -dijo Nan-in-, está usted lleno de sus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo puedo mostrarle el Zen a menos que vacíe su taza antes?

No - violencia

Una serpiente había mordido a tantos habitantes de la aldea que eran muy pocos los que se atrevían a aventurarse en los campos. Pero era tal la santidad del Maestro que se corrió la noticia de que había domesticado a la serpiente y la había convencido de que practicara la disciplina de la no - violencia.

Al poco tiempo, los habitantes de la aldea habían descubierto que la serpiente se había hecho inofensiva. De modo que se dedicaban a tirarle piedras y a arrastrarla de un lado a otro agarrándola por la cola.

La pobre y apaleada serpiente se arrastró una noche hasta la casa del Maestro para quejarse. El Maestro le dijo: "Amiga mía, has dejado de atemorizar a la gente y eso no es bueno".

"¡Pero si fuiste tú quien me enseño a practicar la disciplina de la no - violencia!"

"Yo te dije que dejaras de hacer daño, no de silbar".

Conversión

A un grupo de sus discípulos que estaban tremendamente ilusionados con una peregrinación que iban a emprender les dijo el Maestro: "Llevad con vosotros esta calabaza amarga y aseguraros de que la bañáis en todos los ríos sagrados y la introducís en todos los santuarios por los que paséis".

Cuando regresaron los discípulos, la amarga calabaza fue cocinada y posteriormente servida como comida sacramental.

"Es extraño", dijo con toda intención el Maestro después de haberla probado, "el agua sagrada y los santuarios no han conseguido endulzarla".

Despreocuparse

"¿Qué debo hacer para llegar a la Iluminación?".

"Nada".

"¿Cómo es eso...?".

"La Iluminación no es cuestión de "hacer". La Iluminación se produce".

"Entonces, ¿no puede alcanzarse nunca?".

"Por supuesto que puede alcanzarse".

"¿Y cómo?".

"No haciendo".

"¿Y qué hay que hacer para llegar a no hacer?".

"¿Qué hay que hacer para dormirse o para despertarse?".

El ciervo escondido

El ciervo escondido

Un leñador de Cheng se encontró con un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Poco despues olvidó el sitió donde lo había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si fuera un sueño, a toda la gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar al ciervo escondido y lo encontró. Lo llevo a su casa y dijo a su mujer:

-Un leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó donde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Este hombre sí que es un soñador.

-Tu habrás soñado que viste a un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo un leñador? Pero como aquí está el ciervo debe ser verdadero -dijo la mujer.

-Aún suponiendo qué encontré al ciervo por un sueño -contesto el marido -,¿a qué preocuparse averiguando cuál de los dos soñó?

Aquella noche el leñador volvió a su casa, pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño soñó quién lo había encontrado. Al alba fue a casa del otro y encontró al ciervo. Ambos discutieron y fueron ante un juez, para que resolviera el asunto. El juez dijo al leñador:

-Realmente mataste un ciervo y creíste que era un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad.. El otro encontró el ciervo y ahora lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había encontrado un ciervo. Pero como aquí esta el ciervo lo mejor es que lo repartan.

El caso llego a oidos del rey Cheng y el rey Cheng dijo:

-¿Y ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?



Liehtsé

Lectura

Se cuenta la historia de un sabio religioso que todas las mañanas hablaba a sus discípulos. Cierta mañana subió al estrado y justamente cuando iba a comenzar a hablar un pájaro se poso en la ventana y comenzó a cantar, con todo su alma. Después se callo y se fue a volar.

El instructor dijo entonces: "Se ha terminado la charla de esta mañana".


Krishnamurti

Las puertas del paraíso

Un guerrero llamado Nobushige fue a visitar a Hakuin, célebre Maestro Zen, y le planteo la siguiente pregunta:

-¿Existen verdaderamente un paraíso y un infierno?

-¿Quién eres? -indico Hakuin.

-Un samurai.

-¡Tú , un samurai! -exclamó Hakuin. Y se puso a insultarlo violentamente-. Nadie te querría como guardia, tienes el aspecto de un mendigo piojoso...

Nobushige se enfureció de tal manera que comenzó a sacar la espada mientras Hakuin continuaba a más y mejor.

-¡Ah! al menos tienes una espada, pero probablemente serás demasiado estúpido para lograr cortarme la cabeza.

Nobushige blandió entonces su arma, y Hakuin observó:

-He aquí que se abren las puertas del infierno.

Ante estas palabras, el samurai comprendió e inclinó la cabeza.

-Y he aquí que se abren las puertas del cielo. -dijo Hakuin.

Cuando lo recto y lo oblicuo

se encuentran y se aprietan

(como las piernas en posición de loto)

maravillosamente existen

preguntas y respuestas mezcladas.



Hokyo Zan Mai

Proverbio Zen

Un día de viento dos monjes discutían sobre un árbol.

El primero decía: "Te digo que lo que se mueve es el árbol no el viento". El segundo decía: "Y yo te digo que lo que se mueve es el viento no el árbol"

Un tercer monje paso por allí y dijo: "No se mueve el viento y tampoco el árbol. Son vuestras mentes las que se mueven".

Una brizna de hierba

Una brizna de hierba dijo a una hoja caída de un árbol en otoño:

-¡Cuanto ruido haces al caer! Espantas todos mis sueños de invierno.

La hoja replico indignada:

-¡Tú, nacida en lo bajo y habitante de lo bajo, eres insignificante e incapaz de cantar! ¡Tu no vives en las alturas y no puedes reconocer el sonido de una canción!

La hoja de otoño cayó en tierra y se durmió. Y cuando llegó la primavera despertó nuevamente de su sueño y era una brizna de hierba.

Y cuando llegó el otoño, y fue presa de su sueño invernal, flotando en el aire empezaron a caerle las hojas encima. Murmuró para sí misma:

-¡Oh, estas hojas de otoño! ¡Hacen tanto ruido! ¡espantan todos mis sueños de invierno!

Soberanía

Los discípulos buscaban la Iluminación, pero no sabían en que consistía ni cómo podía llegarse a ella.

El Maestro les dijo: "No puede ser conquistada. No podéis apoderaros de ella".

Pero, al ver el abatimiento de los discípulos, el Maestro añadió: "No os aflijáis tampoco podéis perderla".

Y esta es la fecha en que los discípulos andan buscando lo que ni puede ser perdido ni puede ser adquirido.

Curación

A una persona muy afligida que había acudido a él en busca de ayuda le preguntó el Maestro: "¿Deseas realmente ser curado?"

"¿Me habría molestado en acudir a ti si no lo deseara?"

"¿Y por qué no? La mayoria de la gente lo hace".

"Entonces, ¿Para qué vienen?"

"No precisamente buscando la curación, que es dolorosa, sino buscando alivio".

Y a sus discípulos les dijo el Maestro: "Las personas que desean curarse con tal que puedan hacerlo sin dolor son como los que están a favor del progreso con tal de que éste no suponga para ellos cambio alguno".

Pecado

Una de las más desconcertantes -y deliciosas- enseñanzas del Maestro era ésta:
Dios esta más cerca de los pecadores que de los santos.

Y lo explicaba así: Desde el cielo, Dios sostiene a cada persona mediante una cuerda. Cuando pecas, cortas la cuerda. Entonces Dios repara la cuerda mediante un nudo, con lo que te acerca un poco más a él. Con cada pecado que cometes, cortas una y otra vez la cuerda; y con cada nuevo nudo, Dios te va acercando a él progresivamente.

Lectura

Un anciano sabio se paseaba con tres de sus discípulos en el jardín de su pueblo. Viendo un limaco que devora una lechuga el primer discípulo lo aplasta con el pie.

El segundo dice entonces: -Maestro, ¿no es pecado aplastar esta criatura?

El maestro le responde: -Tienes razón, así es.

-Pero el comía nuestro alimento, ¿no he hecho bien?

El maestro le responde: -Tienes razón.

El tercero dice: - Ambos dicen cosas contradictorias, no pueden los dos tener la razón.

Y el maestro le responde: -Tienes razón.



Citado por Julos Beaucarne, cantor y poeta "Wallon"

Cita de Lao - Tse

El hombre al nacer es blando y flexible

y al morir queda rígido y duro.

Las planta al nacer son tiernas y flexibles

y al morir quedan duras y secas.

Lo duro y lo rígido son propiedades de la muerte.

Lo flexible y blando

son propiedades de la vida.

Por eso la fortaleza de las armas

es la causa de su derrota

y el árbol robusto es abatido.

Lo duro y lo fuerte es inferior

y lo blando y frágil es superior.

Evolución

Al día siguiente dijo el Maestro: Desgraciadamente, es más fácil viajar que detenerse".

Los discípulos quisieron saber por qué.

"Porque mientras viajas hacia una meta, puedes aferrarte a un sueño; pero cuando te detienes, tienes que hacer frente a la realidad"

"Pero entonces, ¿cómo vamos a poder cambiar si no tenemos metas ni sueños?", preguntaron perplejos los discípulos.

"Para que un cambio sea real, tiene que darse sin pretenderlo. Haced frente a la realidad y, sin quererlo, se producirá el cambio".

Cita de Lao - Tse

El camino del cielo

es saber vencer sin combatir

responder sin hablar

atraer sin llamar

y actuar sin agitarse.

Cita de Lao - Tse

Acomete la dificultad por su lado más fácil.

Ejecuta lo grande comenzando por lo más pequeño.

Las cosas más difíciles se hacen siempre abordándolas en lo que es más fácil y las cosas grandes en lo que es más pequeño.

Cita de Lao - Tse

El conoce a los demás es inteligente.

El que se conoce a sí mismo es iluminado.

El que vence a los demás es fuerte.

El que se vence a sí mismo es la fuerza.

Lectura

Supongamos que un hombre, en el curso de su viaje, encuentra en su camino un río grande y ancho, y que la ribera en la que se halla está llena de peligros, mientras que la otra es segura; pero no hay barco para atravesar el río, y tampoco ningún puente. Supongamos que este hombre se dice: "¿Y si recogiese algunas hojas, rosales y ramas y las uniese en forma de balsa y entonces, llevado por esta balsa y remando con las manos y los pies, atravesase hasta la otra orilla?"

Y supongamos ahora que una vez atravesado el río, ya en la otra orilla, este mismo hombre se dice: "Esta balsa acaba de prestarme un gran servicio, ahora la pondré sobre mi cabeza y la llevaré siempre para hacer lo mismo en todas partes".

¿Qué pensáis monjes? ¿Es sabia la actuación de este hombre con respecto a la balsa?

Un monje respondió: "En verdad que no, señor".

En efecto, si este hombre pensase sabiamente se diría: "Verdaderamente esta balsa me ha servido, ahora puedo eliminarla sobre la ribera y continuar mi viaje". Este hombre actuaría así rectamente con respecto a su balsa. Del mismo modo os enseño mi doctrina sirviéndome de esta balsa como ejemplo que debe servir para evadirse y no permanecer prisioneros. Comprendiendo la comparación debéis dejar tras de vosotros los dharma, y cuanto más aun los no-dharma.

Lectura

Cuando un monje le pidió a Tchao Tchú que le instruyera en el Zen, esté dijo:

-¿Has tomado tu desayuno?

-Si, maestro, lo he tomado.

-Entonces vete a lavar los platos.

Esta respuesta abrió súbitamente los ojos del monje a la verdad del Zen.

Lectura

Un monje que llevaba cierto tiempo junto a Tao U, le dijo un día:

-Desde que estoy aquí, no he recibido la menor enseñanza acerca del estudio del espíritu.

-Desde que estás aquí no he cesado de enseñarte cómo se estudia el espíritu -respondió Tao U.

-¿De qué modo, maestro?

-Cuando me trajiste una taza de té, ¿acaso no la acepté?; cuando me serviste la comida, ¿acaso no la tomé?; cuando te inclinaste ante mí; ¿acaso no te devolví el saludo? Entonces, ¿cuándo he descuidado tu enseñanza? Si deseas ver mira directamente. Pero si intentas pensar acerca de tu enseñanza, fallas completamente -manifestó el maestro.

Movimiento

A unos discípulos que no dejaban de insistirle en que les dijera palabras de sabiduría, el Maestro les dijo: "La sabiduría no se expresa en palabras, sino que se revela en la acción".

Pero cuando les vio metidos en actividades hasta las cejas, soltó una carcajada y dijo: "Eso no es acción. Es movimiento".

Felicidad

"Necesito desesperadamente que alguien me ayude... o voy a volverme loco. Vivo en una pequeña habitación con mi mujer, mis hijos y mis parientes, de manera que tenemos los nervios a punto de estallar y no dejamos de gritarnos y de increparnos los unos a los otros. Aquello es un verdadero infierno..."

"¿Me prometes que harás lo que yo te ordene?", le dijo el maestro con toda seriedad.

"¡Te juro que lo haré!":

"Perfectamente. ¿Cuantos animales tienes?".

"Una vaca, una cabra, seis gallinas..... y alguno más".

"Mételos a todos en una habitación y vuelve dentro de una semana".

El discípulo quedo horrorizado, pero ¡había prometido obedecer...! De modo que lo hizo y regreso al cabo de una semana quejándose desconsoladamente: "¡Vengo hecho un manojo de nervios! ¿que suciedad, qué peste, qué ruido...! ¡Estamos todos a punto de volvernos locos!"

"Mete ahora el perro y el caballo y vuelve dentro de una semana"

Ya no podía más.... era insoportable.

"Vuelve otra vez", dijo el Maestro, "y saca a todos los animales fuera".

El hombre se marcho a su casa corriendo y regresó al día siguiente radiante de alegría: "Qué felicidad! Han salido todos los animales y aquello es ahora el paraíso. ¡Qué tranquilidad, qué limpieza, qué amplitud...!".

Zen

Bankei estaba un día hablando tranquilamente a sus discípulos cuando su discurso fue interrumpido por un Padre de otra religión.

Estos creian en el poder de los milagros y decían que la salvación venía de la repetición de las palabras sagradas.

Bankei se callo y pregunto al padre lo que quería decir.

El Padre comenzó a alardear que el fundador de su religión podía quedar sentado y quieto durante meses u dejar de respirar durante muchos días y pasar por el fuego sin quemarse.

El Padre pregunto: "¿Que milagros puede hacer usted?"

Banquei contesto: "Apenas uno, cuando estoy con hambre, como y cuando estoy con sed, bebo".

El Rey Sabio

Había una vez un rey sabio y poderoso que gobernaba en la remota ciudad de Wirani. Y era temido por su poder y amado por su sabiduría.

En el corazón de aquella ciudad había un pozo cuya agua era fresca y cristalina, y de ella bebían todos los habitantes, incluso el rey y sus cortesanos, porque en Wirani no había otro pozo.

Una noche, mientras todos dormían, una bruja entro en la ciudad y derramó siete gotas de un extraño líquido en el pozo, y dijo:

-De ahora en adelante, todo el que beba de esta agua se volverá loco.

A la mañana siguiente, salvo el rey y su gran chambelán, todos los habitantes bebieron el agua del pozo v enloquecieron, tal como 1o había predicho la bruja.

Y durante aquel día, todas las gentes no hacían sino susurrar el uno al otro en las calles estrechas y en las plazas públicas:

-El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán han perdido la razón. Naturalmente, no podemos ser gobernados por un rey loco. Es preciso destronarlo.

Aquella noche, el rey ordeno que le llevasen un vaso de oro con agua del pozo. Y cuando se lo trajeron, bebió copiosamente y dio de beber a su gran chambelán.

Y hubo gran regocijo en aquella remota ciudad de Wirani. porque el rey su gran chambelán habían recobrado la razón.

Gibran Khalil

Decir la verdad

Rabí Elimelej de Lizensk dijo una vez:

- Estoy seguro de obtener mi parte en el Mundo que Vendrá. Cuando me encuentre ante el Tribunal Celestial se me preguntará: "¿ Aprendiste como era tu deber ?": A lo que contestaré: "No". Se me preguntará también: " ¿Oraste como era tu deber '". Mi respuesta será también: "No". La tercera pregunta dirá: " ¿Hiciste el bien, como era tu deber ?". Y responderé por tercera vez: "No". Entonces se fallará a mi favor por haber dicho la verdad.

Relatos y parábolas de los Hasidim

Meditaciones Taoístas


En una noche de otros tiempos, fui una mariposa revoloteando contenta con su suerte. Luego me desperté siendo Chuang Tzu. ¿ Quien soy en realidad ? ¿ Una mariposa que sueña que es Chuang Tzu, o Chuang Tzu que imagina haber sido una mariposa ?

Chuang Tzu

Parábola

En un sûtra, el Buddha cuenta una parábola:

Un hombre que atravesaba el campo se encontrón con un tigre. Echó a correr, y el tigre tras él. Al llegar a un precipicio, se asió a las raíces de una viña silvestre y se dejo caer en el abismo. El tigre lo husmeaba desde allá arriba. Temblando, el hombre miro hacia abajo, donde, de lejos, otro tigre aguardaba para devorarlo.

Dos ratones, uno blanco u otro negro, empezaban a roer lentamente la vid. El hombre vio allí próxima una mata de apetitosas fresas. Asido de la vid con una mano, arrancaba fresas con la otra. ¡Que dulce su sabor!

La suerte


Un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus paisanos le consideraban afortunado porque tenia un caballo que utilizaba para labrar y transportar la cosecha. Pero un dia el caballo se escapó. La noticia corrió pronto por el pueblo, de manera que al llegar la noche, los vecinos fueron a consolarlo por aquella grave pérdida: "¡Qué mala suerte has tenido!". La respuesta del granjero fue un sencillo "puede ser".

Pocos días despues el caballo regresó trayendo consigo dos yeguas salvajes que había encontrado en las montañas.

Enterados los aldeanos acudieron de nuevo, esta vez a darle la enhorabuena y comentarle su buena suerte, a lo que él volvió a contestar: "puede ser".

Al día siguiente, el hijo del granjero trató de domar a una de las yeguas, pero está lo arrojó al suelo y el joven se rompió una pierna. Los vecinos visitaron al herido y lamentaron su mala suerte; pero el padre respondió otra vez: "puede ser".

Una semana más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejercito. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Al atardecer, los aldeanos que habían despedido a sus hijos se reunieron en la taberna y comentaron la buena estrella del granjero, más este, como podemos imaginar, contesto nuevamente: "puede ser".

Cuento taoísta